la piel es un entorno para el crecimiento bacteriano controlado. La piel apoya el crecimiento de bacterias comensales, que protegen al huésped de bacterias patógenas. Los factores ambientales y locales, la inmunidad del huésped y la adherencia y virulencia del organismo están intrincadamente relacionados con la infección cutánea. Las bacterias gram – positivas residentes incluyen Staphylococcus, Micrococcus, y Corynebacterium sp., Staphylococcus aureus y Strepto coccus pyogenes son notoriamente patógenos en la piel. Para que las bacterias sean patógenas, deben ser capaces de adherirse, crecer e invadir al huésped. Las bacterias poseen numerosos genes de virulencia que permiten el crecimiento en estos nichos privilegiados. Las infecciones epidérmicas causadas por S. aureus y S. pyogenes incluyen impétigo y ectima. Las infecciones dérmicas consisten en erisipela, celulitis y fascitis necrotizante. La unidad pilosebácea está involucrado en la foliculitis, furunculosis, y ántrax. Además, S. aureus y S., pyogenes producen toxinas que pueden provocar un superantígeno respuesta, causando una masiva liberación de citoquinas. El síndrome de piel escaldada estafilocócica, el síndrome de shock tóxico y la escarlatina son todos mediados por superantígenos. Organismos gramnegativos como Pseudo monas aeruginosa, Pasteurella multocida, Capnocytophaga canimorsus, Bartonella sp., Klebsiella rhinoscleromatis, y Vibrio vulnificus no son microflora típica de la piel residente, pero puede causar infección cutánea.